En lo que actualmente ocupan las colonias Nativitas y Niños
Héroes, se asentaba a la llegada de los españoles una comunidad llamada
Tepetlalzingo, nombre prehispánico que significa en náhuatl “el pequeño
sepulcro”, en la que los Misioneros Franciscanos edificaron en 1585 una Capilla
y un pequeño Convento de adobe dedicado a la Natividad de la Virgen María.
En un nicho principal del grueso muro se encuentra otro de los tesoros de
Nativitas, tal vez el más venerado en toda la demarcación: la pequeña escultura
de la Virgen Niña, que le llaman la Divina Infantita, elaborada con pasta y
vestida comúnmente de blanco.
Esta es una de las pocas representaciones de la Virgen María en su advocación
infantil que existen el país y aun en el mundo entero. Cada mes de septiembre,
la Infantita forma parte de las fiestas patronales del pueblo, cuando es sacada
de su nicho para ser llevada en andas y venerada públicamente. En su honor se
cantan desde muy temprano Las mañanitas y se celebran matrimonios, bautizos y
primeras comuniones y se elaboran hermosos tapetes de aserrín por los que
pasará la procesión que lleva también a la Virgen María por las calles de la
colonia, es la más arraigada y tradicional festividad que se celebra en la
colonia.
Eje Central Lázaro Cárdenas # 806, Colonia Niños Héroes de Chapultepec, en la Delegación Benito Juárez, Ciudad de México.
Un ejemplo de este sistema aún lo podemos encontrar en el Eje Central, en lo que se conocer como la Fuente de Salto del Agua, pero lo que vemos ahí es una copia realizada por el escultor Guillermo Ruiz (la original, construida por el arquitecto Ignacio Castera en 1779, se encuentra en el Museo del Virreinato en Tepotzotlán, Morelos).
Al centro de la fuente, debajo del águila coronada por un medallón laureado, se halla el escudo de la ciudad. De los cerca de mil arcos que conformaban el acueducto de Chapultepec, sólo quedan unos cuantos que se hallan unos kilómetros hacia el poniente de la misma avenida.
La Fuente del Salto del Agua en el cruce del Eje Central Lázaro Cárdenas y José María Izazaga la puedes ver funcionando desde las 10 hasta las 18 horas.
La
compañía aseguradora “La Latinoamericana Seguros, S.A.” decide derrumbar
su edificio original para construir otro que representara la grandeza de la
empresa y fue así como se inicia la construcción de la Latino-como comúnmente
se le conoce-en 1949 a cargo del arquitecto Augusto H. Álvarez.
La Torre
Latinoamericana mide 181.33 metros y cuenta con 44 pisos, se inauguró el 30 de
abril de 1956, como el primer y más grande edificio con fachada de cristal y
aluminio. Se fijaron 361 pilotes especialmente diseñados, hasta una profundidad
de 33 metros, para cimentar la torre, además se colocó una cimentación de
concreto que permite que el edificio, literalmente flote en el subsuelo,
independientemente del soporte que le proporcionan los pilotes.
La torre,
ha ganado prestigio mundial al ser uno de los edificios que sobrevivieron
terremotos como el de 1957, 1985 y 2017 y aunque actualmente no es el
rascacielos más alto de la Ciudad de México, sí es uno de los más reconocidos
por su construcción y por ser de las edificaciones más seguras de toda la
capital.
Actualmente
alberga oficinas, el Museo del Bicentenerario, el restaurante Miralto, salas de
exposiciones permanentes, temporales; cafetería y por supuesto, el
mirador más famoso de la ciudad.
No puedes
perderte la gran vista que te da de la Ciudad de México, de día o de noche,
conoce este gran rascacielos. Se ubica en las calles de Francisco I Madero y
Eje Central, en el Centro Histórico de la Ciudad.
En 1592,
por instrucciones del virrey Luis de Velasco, se creó la Alameda del centro de
la Ciudad de México con el objetivo de tener un sito de esparcimiento para la
aristocracia. En sus inicios, este lugar contaba con una grande zona
llena de árboles y únicamente una fuente. El nombre se le dio porque los árboles
que se plantaron allí eran álamos.
Sus
primeras remodelaciones fueron en el siglo XVIII. Se modificaron los jardines,
plantando fresnos y sauces, se ampliaron los terrenos, se eliminaron
bardas -que impedían que clases sociales distintas a la aristocracia tuviera
acceso- y se instalaron esculturas y fuentes.
Entre las
fuentes que podemos apreciar se encuentra la “Fuente de las Américas”,
creada por Hubert Lavinge, donde aparece una mujer rodeada de tritones y aves.
“La primavera” de Louis Sauvageau, una representación de una mujer con un
cántaro y “Neptuno” de Gabriel Dubray.
En el
lado oriente, se ubica la fuente del “Nacimiento de Venus”, obra de Mathurin
Moreau, que emerge de la espuma del mar pero que desató inconformidad en la
sociedad, por verse como “una señora tan poco vestida”. A unos metros, se ubica
a las llamadas “Aguadoras”, la escultura de dos mujeres que vacían sus cántaros
sobre una pileta.
Puedes
apreciar una réplica de Malgré (a pesar de todo), una escultura en mármol de
Jesús Fructuoso Contreras, que representa a una mujer desnuda, encadenada y en
el piso. Otras grandes esculturas que encontramos en la Alameda son
los gladiadores ubicados del lado izquierdo del Hemiciclo a Juárez, el primero
es un frigio apenas con una especie de manta que sostiene en su brazo, el
otro es un gladiador romano, que se puede apreciar completamente desnudo
y con una espada. Ambas esculturas en bronce son obra de José María Labastida.
Actualmente, la alameda central ya es un punto de encuentro para todos los estratos sociales. Un sitio de esparcimiento e incluso una pausa para el romance y coqueteo.