Los brujos, curanderos o chamanes, son personalidades muy valoradas por todos los mexicanos. Y darse una limpia, es una de las costumbres mexicanas más auténticas.
Entre Mexicas, Nahuas, Mayas, Zapotecas, Mixtecos, Otomíes, Huicholes, Tzotziles, Tzeltales, Tarahumara, Chontales, Yaquis, Seris, Mazatecos entre otros grupos étnicos de nuestro país, siempre existieron los chamanes. Aquellas personalidades considerados tesoreros de la sabiduría, videntes o curanderos del espíritu, dedicadas a curar el cuerpo y el alma mediante la medicina tradicional.
El don principal de un chaman, es ayudar a las personas a sentirse mejor. A sanar y como medio de curación y de resolución de problemas, el método más aplicado son las limpias. Las cuales se basan en el principio de transferencia del mal; cuando una persona padece un mal se le aplica una pasada, limpiada o barrida sobre el cuerpo con objetos minerales, plantas medicinales, incienso, huevo, e incluso con gallinas o guajolotes, así el mal sale de su cuerpo y se aloja en tal objeto.
En la Ciudad de México, puedes encontrar a chamanes, a un costado de la plancha del zócalo o en el mercado de Sonora.