¿Qué cosas recuerdas de tus paseos por Chapultepec?, ¿Qué imágenes vienen a tu mente?, seguro tienes muy presente el zoológico, el castillo y la casa de los espejos. Pero algo que queda en la memoria por su belleza arquitectónica y su atinada ubicación, es la Casa del Lago.

Si a ti te tocó vivir en los setentas y ochentas seguro recordarás las múltiples expresiones artísticas que se daban en este recinto. Eventos de música, teatro, y otras expresiones culturales tenían lugar aquí, con artistas independientes y universitarios, que nos hacían reflexionar mucho, sobre todo en fin de semana.

Y es que esta casa, metida en medio del bosque y al lado del lago, no podrías más que crear y hacer arte. Así fue como lo con la concibió su primer director, Juan José o Arreola, en 1959, año en que la convirtió en el Centro Cultural de la Universidad Nacional autónoma de México, el primero de su tipo.
En su origen, la casa fue construida para el presidente Porfirio Díaz, quien la utilizaba como su espacio para pasar los veranos. Posteriormente, la residencia fue utilizada como Automóvil Club, Centro de Reparto Agrario y sede del Instituto de Biología de la UNAM.

Fue a finales de los 50 cuando el escritor Juan José Arreola la convierte en un proyecto cultural, dando espacios a una nueva generación de artistas que ahora han logrado un renombre, entre quienes se encuentran: Juan José Ibáñez, Leonora Carrington, Juan Soriano y Octavio Paz.

Con todo este aporte no es de extrañar que la Casa de Lago lleve ahora el nombre de Juan José Arreola, en un homenaje por todo su trabajo a favor del arte mexicano. De hecho, fue el rector Juan Ramón de La Fuente, quien decidió otorgarle este nombre a la Casa de Lago, en una ceremonia llevada a cabo el 31 de enero de 2002.

Si aún no la conoces, o quieres recordar su belleza, te invitamos a que hagas el recorrido virtual que nos ofrece en su página. AQUÍ

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