La noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, justo hace 500 años, ocurrió la primera y única derrota de las tropas del conquistador español Hernán Cortés y sus aliados indígenas a manos del ejército mexica en México-Tenochtitlán.

La leyenda cuenta que esa fue la «Noche Triste» en la que Cortés lloró la derrota frente a un árbol, un añejo ahuehuete ubicado en la calzada a Tacuba, en la Ciudad de México.

La referencia corresponde al cronista español Bernal Díaz del Castillo en su «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España».

La conmemoración de este encuentro que cumplió 5 siglos puede ser una oportunidad para repensar temas como el racismo y la discriminación de los pueblos originarios, expone Ignacio Silva Cruz, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien expuso es necesario reflexionar sobre este proceso histórico para revalorar el encuentro.

La historia refiere que el 22 de mayo de 1520, frente al Templo Mayor, muy cerca del Zócalo, los mexicas realizaron una fiesta en honor de Tóxcatl.

Ante la ausencia de Cortés, Pedro de Alvarado había permitido la celebración, pero ordenó, sin embargo, una masacre que «rompió la frágil paz que había entre mexicas y españoles», que había construido Cortés con sus dotes «diplomáticas»

LA NOCHE TRISTE UN MITO

Los aztecas estaban enojados y sitiaron a los españoles, quienes en su huida se refugiaron en Tacuba.

«La leyenda cuenta que Cortés, frente al árbol, se sentó a llorar su derrota. Es un tanto legendario y romántico ese episodio, pero la historia se construye de mitos», señaló el historiador del INAH, Héctor García de León.

Para este investigador, gran parte de este acontecimiento «está un poco construido por los cronistas, pero en sí la ‘Noche Triste’ es una derrota por una retirada táctica».

El también catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recordó que aquella noche muchos españoles cayeron en su huida en uno de los canales de agua y se ahogaron.

«Los aztecas aprovecharon la noche para atacar, en su escape los españoles trataban de llevarse el tesoro de Moctezuma, de hecho, algunos se meten entre las ropas pedazos de oro, que previamente había sido fundido en tejos (especie de lingotes)», agregó García de León.

Para el periodista e historiador, Ricardo Poery, señala que el árbol de la nochetriste pudo haber estado en Naucalpan y no en Tacuba, bajo la hipótesis de que  los españoles no pudieron haberse quedado en la misma calzada que los llevaba hacia el zócalo o México Tenochtitlan, sino que tuvieron que desplazarse 10 o 15 kilómetros, precisamente en la entidad mexiquense donde hay indicios de que las tropas de Hernán Cortéz estuvieron ahí.

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