La CDMX evitó una invasión en 1867, gracias a la victoria del 5 de mayo en Puebla

El 5 de Mayo es una de las fechas más representativas de México y orgullo nacional, pues fue la primera ve que en nuestro país ganó una batalla armada. Esto ocurrió un día como hoy, pero de 1862, en las cercanías de la ciudad de Puebla, entre los ejércitos de Oriente, bajo el mando de Ignacio Zaragoza, y del Segundo Imperio francés, dirigido por Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, durante la Segunda Intervención Francesa en México.

Esta batalla ocurrió cuando después de la Guerra de Reforma sobrevino una crisis económica que orilló al presidente Benito Juárez a suspender el pago de las deudas contraídas con otros países.

Afectados sus intereses Francia, Inglaterra y España enviaron tropas a las costas mexicanas; no obstante, debido a las negociaciones diplomáticas y a la firma de los Tratados de La Soledad, el gobierno mexicano se comprometió a realizar los pagos correspondientes. Francia no aceptó el tratado y envío a sus tropas.

En vista de la posibilidad real de una invasión militar que buscara llegar hasta la Ciudad de México, Benito Juárez ordenó el traslado de pertrechos y la fortificación de Puebla, así como crear una unidad, a la que se designó como Ejército de Oriente, que fue puesta bajo el mando del general José López Uraga. En vista del desempeño deficiente de este mando, fue destituido y en su lugar se designó al general Ignacio Zaragoza, quien con una meticulosa estrategia venció a los franceses.

El resultado fue una victoria importante para los mexicanos ya que con unas fuerzas consideradas como inferiores lograron vencer a uno de los ejércitos más experimentados del mundo en aquella época.

Esta batalla logró salvar momentáneamente  a la Ciudad de México de una invasión, sin embargo, los franceses regresarían al siguiente año, con lo que se libró una segunda batalla en Puebla en la que se enfrentaron 35 000 franceses contra 29 000 mexicanos (defensa que duró 62 días) y lograrían avanzar hasta Ciudad de México, lo que permitió establecer el Segundo Imperio Mexicano.

Después de perder 11 000 hombres debido a la actividad guerrillera que nunca dejó de subsistir, los franceses se retiraron incondicionalmente del país en el año 1867 por mandato del emperador Napoleón III ante la amenaza de Prusia en Europa y la amenaza estadounidense de invadirle si no se retiraba de México.

Ese año, la Ciudad de México sufrió otra invasión, pero esta vez a manos del general Porfirio Díaz, quien  fue uno de los artífices de la caída del segundo imperio Mexicano.

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Tres cantinas tradicionales del CH de la CDMX cerradas  tras la pandemia

Tres cantinas tradicionales del CH de la CDMX cerradas tras la pandemia

Con información del Sol de México.

Previo a la pandemia era común que las y los capitalinos disfrutaran parte de sus tardes en una cantina, sí aquellos establecimientos que tienen la preferencia de mucha gente pues pides una bebida y te dan un tiempo de  comida a elegir.

Pues un año y dos meses después de declarada la emergencia sanitaria al menos tres cantinas representativas del Centro Histórico de la Ciudad de México cerraron sus puertas, ya que no pudieron sobrevivir luego de los  confinamientos.

El Salón Luz, ubicado en la esquina de Venustiano Carranza y Gante; La Vaquita, en el cruce de Isabela La Católica y Mesones; y La India, en República de El Salvador y Bolívar, son los tres negocios de ese tipo que ya tienen sus cortinas abajo y en los dos primeros casos aparecen los anuncios de «se renta».

Una más es la Buenos Aires, en la calle de Motolinia casi esquina con 5 de Mayo, Cantina “la India” que por ahora no planea reiniciar actividades hasta que el semáforo epidemiológico de Covid-19 pase a verde, por lo que el mobiliario sigue dentro de la misma.

Estos lugares ofrecían el servicio de botana en cuatro tiempos, uno por copa; y en ellos se escuchaba la tradicional rockola o llegaba el trío para cantar a la pareja que cumplía un año más de noviazgo o al tomador solitario.

El Salón Luz es el que tenía por lo menos 100 años de dar servicio hasta que en diciembre del año pasado cerró sus cortinas definitivamente, aunque su nombre no ha sido borrado de su fachada, en la cual también se da a conocer que ofrecía música de salterio de miércoles a domingo.

Más de carácter popular, La Vaquita también era un negocio centenario que se hizo famosa por las tortas que vendía a los paseantes del Centro Histórico en una de sus ventanas, mientras que el interior del local ofrecía una botana variada con el sistema tradicional de tiempos por copa.

Sobre la entrada que estaba en la calle de Isabela La Católica se puede observar un mosaico con la estampa de un Sagrado Corazón atravesado por dos flechas y en la parte superior del inmueble la hornilla tradicional con una imagen religiosa.

La cantina cerró sus puertas en junio del año pasado y desde entonces el local se encuentra en renta y se presume que su mobiliario ya no se encuentra ahí.

Una de las cantinas que ya no reabrió sus cortinas más recientemente fue La India, y junto a la entrada que daba a República de El Salvador tenía una imagen del Santo Niño Cieguito, que se venera en un templo de Morelia, Michoacán.

Fotos de héroes revolucionarios, de la Ciudad de México y un retrato a lápiz de una indígena adornaban sus paredes, mientras que su mobiliario se componía de la barra tradicional, gabinetes y mesas.

Asimismo, daba servicio los 24 de diciembre, porque platicaban los meseros, no faltaba aquella persona que vivía solo y no tenía donde celebrar la Nochebuena.

Por último,  La cantina  “Buenos Aires” se encuentra cerrada desde el inicio de la pandemia y se presume que podría no abrir más. Esa cantina, con cerca de 70 años de vida,  fue inaugurada cuando todavía había circulación de automóviles en la calle de Motolinia, la cual ahora es peatonal.

El local, donde ahora se ubica, era una carpintería, luego se abrió la cantina, a la que le puso ese nombre porque al lado había un hotel llamado así, que dejó de funcionar para dar más espacio a la cantina.

En un tiempo fue sede de presentación de libros o se impartían pláticas sobre las cantinas desaparecidas del Centro Histórico y héroes revolucionarios, entre otros temas.

Era una de las cantinas preferidas del escritor y periodista Eusebio Ruvalcaba, autor de Música de cortesanas y Lo que necesitas es una bicicleta, quien pedía un Johannes Brahms, que no era otra cosa que un whisky JB.

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RE-HABITAR historias en el Laboratorio de Arte Alameda.

El  Laboratorio de Arte Alameda LAA es un espacio dedicado a la exhibición, documentación, producción e investigación de las prácticas artísticas que utilizan y ponen en diálogo la relación arte-tecnología.

Este espacio reabre sus puertas con la exposición Re-habitar,  una forma de reflexionar sobre lo que es regresar a los lugares que alguna vez fueron habitados y que por razones que nos superan debimos abandonar. Por eso, la muestra incluye obras de la antigua colección de la Pinacoteca Virreinal de San Diego, el museo que dejó de funcionar en el año 2000 para recibir al Laboratorio de Arte Alameda. Estas obras fueron hechas por los maestros del siglo XVII y XVIII, Baltasar de Echeve Ibía y Juan Patricio Morlete Ruíz.

Como parte de reabrir historias, se habilita el diálogo sobre aquellas exhibiciones que debieron detenerse el año pasado, es por ello que además podrás ver por primera vez en el país,  el video For the Animals de la artista Tania Candiani, una metáfora del predicamento migratorio actual en la frontera entre Estados Unidos y México. De igual forma se expondrá la obra gráfica de Edgardo Aragón, quien presenta un mapa cosmológico en donde el mundo es habitado por una bestia del fin del mundo: internet y su inteligencia caótica.

Finalmente, Antonio Vega presentará la obra Incendio VI, un gobelino tecnológico que te hará reflexionar sobre la quema de los bosques más antiguos del mundo como un proceso de la capitalización del data como moneda.

El museo cuenta con todos los protocolos sanitarios para que disfrutes de ésta experiencia que se presenta desde el 06 de abril hasta el 27 de Junio.  No puedes perdértela.

Horario: 11-17  hrs

Ubicación: Dr. Mora 7, Centro Histórico

 

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Tráfico, ruido, movimiento y, en medio…. un respiro verde con el Cerro de la Estrella.

Tráfico, ruido, movimiento y, en medio…. un respiro verde con el Cerro de la Estrella.

Cuando vas circulando por la Avenida Ermita, en medio del tráfico y el ruido, no das crédito que a un costado se encuentra uno de los centros de oxigenación con más historia para la Ciudad de México: el Cerro de la Estrella.

Ubicado en la zona oriente, en la Alcaldía Iztapalapa, el cerro guarda una historia de ¡más de 9 mil años!, aunque no lo creas. La población originaria lo conoce como Huizachtepetl, o cerro de los Huizaches y, de acuerdo a los arqueólogos aquí se ha descubierto indicios de antiguos asentamientos humanos cuya antigüedad se remonta hasta el Preclásico mesoamericano.

En la década de los 30´  fue declarado Parque Nacional por el entonces presidente, Lázaro Cárdenas, pero perdió está categoría por el crecimiento de la mancha urbana que le fue arrebatando. Ahora sobrevive gracias a los esfuerzos gubernamentales que le han declarado área natural protegida.

Seguramente, tú has escuchado de este cerro porque aquí se lleva a cabo la tradicional representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa. Bueno, la última sólo la pudimos ver por televisión, debido a las restricciones ocasionadas por la pandemia.

Ahora, que las condiciones se han flexibilizado puedes visitar sus áreas verdes, claro con sus debidas medidas de protección, y disfrutar de una rica caminata por sus laderas y rústicos miradores por los que se contempla la gran Ciudad de México.

Para llegar allí, puedes tomar la línea 8 del metro y bajarte en Cerro de la Estrella, de allí puedes contemplar el cerro y arrancar la aventura por uno de los pulmones que alimenta a la gran urbe.

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